lunes, 28 de diciembre de 2015

De la amistad (o gente que me llena el alma y me hace cagar de risa)


Cuando una decide cambiar, no todos lidian bien con ese nuevo camino. Puede ser por ignorancia, por estrechez mental, por incompatibilidad de intereses. Y, así, van quedando amistades en el camino. Esto supone agregar un duelo más al que ya se venía haciendo: al elegir ser diferente, muere esa quien se era, y duele, aunque haya sido una decisión personal. 
Pero esas pérdidas se ven superadas por la gente que queda, por los nuevos que se agregan al grupo y te llenan el alma. Entonces, una se siente menos sola, menos rara, o al menos, acompañada en la locura. Sin importar detalles como la edad, el estado civil, la situación de vida, esas personas te muestran que está bueno abrirse, animarse a conocerlas. No necesariamente todos permanezcan en el círculo más íntimo, y tampoco todos terminen siendo lo que una creyó. La experiencia está ahí: exponerse, mostrarse y aceptar/aceptarse.

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