miércoles, 2 de diciembre de 2015

La soberbia

         
         
Debo decir que siempre tuve una relación ambivalente o pendulante con la soberbia y la humildad. Por un lado, he tendido a no creerme capaz, a considerar a otros una mejor opción para concretar determinadas acciones, o incluso, pensarlos más lindos, más inteligentes, más suertudos… Excepto que se trate de cuestiones referidas al estudio o con mi profesión. Aun cuando soy consciente de que siempre hay algo nuevo para aprender, que no sé todo (jamás lo creería tampoco), que hay formas diferentes y más efectivas de conseguir resultados, es en este ámbito en el que me siento más segura. Los desafíos laborales me motivan; los intelectuales me provocan, me empujan a la superación. Incluso, me he cuestionado actitudes plausibles de ser tomadas como soberbia intelectual, al observar a colegas en sus clases. Tratando siempre de mantenerme con los pies en la tierra, puedo acortar las riendas de tan estúpidas especulaciones.
                En este amasijo de contradicciones que soy (por humana, igual que el resto, lo acepten o no) también peco de soberbia y, a la vez, de pobre autoestima en las relaciones amorosas. En este vaivén, me veo como la femme fatal e irresistible en un momento. Y al siguiente, como una de las hermanastras de Cenicienta… la pobre que se queda siempre sola. Los eventuales receptores de mis intenciones afectuosas han reforzado esta última opción. No digo que nunca he tenido pretendientes ni que más de uno no ha llorado por quien suscribe. Pero la norma es que la que termina vertiendo sus lágrimas soy yo. Desconozco las explicaciones psicológicas del hecho, mas afirmo que suelo “enamorarme” más mientras menos bola me den. ¿Tendencia masoquista quizás? ¿Repetición del abandono paterno tal vez?

                Es en estos casos en los cuales recibo los golpes secos necesarios para evitar que el ego vuele tan alto. Porque no hay mejor remedio para la imagen propia desmedida que admitir que para esa persona a la cual una quisiera resultar relevante, no vale ni un puto mensaje por whatsapp.

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